Intervención Cardiaca con Stent

En 2018, la principal causa de muerte a nivel mundial, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el infarto agudo del miocardio. En México vivimos la misma situación.

La causa del infarto del miocardio es la acumulación de placas de colesterol y/o calcio dentro de las arterias que le dan irrigación y vida tanto al corazón como a las arterias coronarias. En el ser humano se describen tres arterias principales: el tronco o raíz izquierda, que da origen a las arterias descendente anterior y circunfleja. Del lado derecho se da origen a la coronaria derecha.

Hasta hace unos años, la única forma segura y efectiva de resolver oclusiones múltiples o complejas de las arterias coronarias era la cirugía de revascularización o bypass cardiaco (puentes de vena o arteria a las coronarias) lo cual representa un considerable riesgo porque implicaba el uso de bomba de circulación extracorpórea, varios días dentro del hospital y una recuperación considerablemente más larga y dolorosa. 

Actualmente vivimos en una época de evolución vertiginosa en la medicina de mínima invasión; tal es el caso del intervencionismo percutáneo coronario, o lo que es lo mismo: el cateterismo de las arterias del corazón a través de la arteria de la pierna (femoral) o de la muñeca (radial).

Utilizando técnicas muy novedosas, podemos abrir las arterias del corazón (arterias coronarias) a través de un pinchazo en la muñeca, llevando material específico hasta el corazón y colocando en el sitio de la oclusión un dispositivo que deja permanentemente abierto el vaso, llamado stent.

Los stent tienen ya cuatro generaciones; actualmente contamos con dispositivos de aleaciones metálicas sofisticadas con polímeros biodegradables.